Mi querido de hojas verdes...
26 de junio, un día un tanto diferente a los demás…
Para ser la primavera misma, hace años ya había cambiado el clima, las nubes se habían apoderado de la ciudad, y las bufandas tapaban la boca de las personas para que estas no pudiesen decir lo que sentían, los abrigos no permitían que salieran los sentimientos desde su pecho, abrigos gruesos, parecían cárceles de esas pasiones que nos recorren por dentro día a día.
Los gorros presionaban los pensamientos dentro de las cabezas de los individuos, haciendo que las personas con todos estos acontecimientos, fueran seres aislados en su propio camino.
Extraño se podrá pensar, pero así estaban las cosas, para la multitud en esta ciudad, sin embargo ese día todo cambio para mí y mi camino...
Como no estaba acostumbrada a esta nueva ciudad, tenía que buscar formas de arrancar de ella ya que de a poco me estaba transformando a mí también y créanme que es lo que menos deseaba… cambiar algo pequeño en mi seria dejar de ser yo y ese sería un gran problema.
Ese día opte por salir a caminar, me deleita caminar, sentir el viento en mi rostro y ver otros con diversas expresiones… a mitad de camino encontré un lindo parque, lleno de pasto y un lindo árbol, uno al cual adoro y no veía hace mucho, un sauce…
Desde niña me han dicho que los sauces lloran, yo creo que los sauces absorben las penas y tristezas de todas las personas que se sientan debajo de él, debe ser difícil cargar con ese peso, realmente entendería el por qué de sus lagrimas. Me acerque a él y lo mire, era grande y frondoso, era un árbol elegante e imponente y no se veía triste como los demás que conocía, era como si todas las cosas que vivió lo hicieron ser fuerte, o por lo menos eso deseaba aparentar, sus hojas verdes, eran tan encantadoras que simplemente me hipnotizaron.
Me senté bajo él y me apoye en su tronco, fue así como lo conocí, comprendí que era más que un ente en medio de un parque, este que con sus hojas verdes, las cuales eran realmente sus ojos, lograban ver dentro de mí, más de lo que yo misma sabia o creía tener. Gracias aquellas tardes y conversaciones logre mantener mi vida en armonía, él me abrazaba cada atardecer y me conversaba de la vida, me transmitía tranquilidad…realmente no podía creer lo que sentía.
Este gigante pero delicado ser me enseño, a ver de mil maneras mi vida y las cosas que me sucedían, lamentablemente caí en un error… me dio tanta seguridad, tanta paz, comprensión, preocupación y afecto, que comprendí algo que ni el sabia, él no era un sauce... sin embargo no necesitaba saberlo para que sucediera lo que paso, si me enamore….
Si como lo oyen me enamore de él, mas yo entiendo mi sentimiento, pero sé que es algo impensado, a menos que el acepte que no es un sauce, y que no debe guardar las penas y tristezas de los demás, que acepte la verdad , él es un hombre, con derecho amar, y que sus hojas si son esos ojos verdes que logran ver lo que hay dentro de mí, y que sus ramas son esos brazos que me arroparon aquellas tardes de no primavera, y que su tronco, claro está, es su pecho , en el cual me sostengo mientras le entrego cada uno de mis sueños.